Recordando al Patricio Juan Pablo Duarte en el 199 aniversario de su natalicio
Por: Jose Gilberto Rodriguez Espinal
Colaborador de la sección de historia.
Colaborador de la sección de historia.
Una vez más la
historia y la patria nos convocó el pasado jueves 26 de enero a conmemorar el
199 Aniversario de la figura más humilde, desinteresada, noble y decidida que
ha dado nuestra nación; el Patricio Juan Pablo Duarte, quien entregó todos sus
bienes, su tiempo, su juventud y hasta
su vida por la causa de la patria y para que las generaciones de hoy
tuviéramos una nación gigante, próspera y sobre todo libre de toda dominación
extranjera.
El
joven Juan Pablo Duarte, hijo del español Juan José Duarte y de la dominicana
Manuela Diez demostró ser más inteligente que sus amigos más cercanos, llegando
el cura José Antonio Bonilla, quien fuera uno de sus maestros, a considerarlo
un sabio. Desde pequeño estudió francés, inglés, gramática, aritmética y
teneduría de libros, por sus capacidades y estudios se le tiene como el primer
contable de la República Dominicana.
Cuando apenas
tenía 15 años Duarte visitó a los Estados Unidos, Inglaterra, Francia y España
donde aprendió los principios de la libertad, la independencia y la soberanía
de los pueblos. Esas ansias de libertad lo motivan a regresar a Santo Domingo
en 1832 y posteriormente a fundar el 16 de julio del 1838 la Sociedad Secreta
La Trinitaria, organización independentista que más impulsó la lucha por la
libertad y la constitución de una nación libre y soberana que desde el 27 de
Febrero del 1844 se conoce como República Dominicana.
Juan Pablo
Duarte es el dominicano por excelencia, su vida ha sido un testimonio radiante
de un ser humano que supo descubrir cuál era el propósito de su vida: Forjar
una nación con los más sublimes valores que fueron consignados por la eternidad
en el Escudo cobijado por la Santa Cruz y la palabra de Dios que ampara la
gloriosa Bandera Dominicana: Dios, Patria y Libertad.
Su ideal estaba
lleno de amor hacia aquellos con quienes compartía, esto se refleja en sus
palabras inmortales; citamos: “Dios ha de concederme bastante fortaleza para no
descender a la tumba sin dejar mi patria libre, independiente y triunfante”.
Este prohombre de la Patria, una vez que supo cual era su misión, no descansó
hasta lograrla; es por esto que con gran propiedad declaraba la importancia
vital de contar con hombres de buena voluntad y de fe, de la siguiente forma
exclamaba: “Los Providencialistas son los que salvarán la Patria del infierno a
que la tienen condenada los ateos, Cosmopolitas y opulentos”.
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