RECORDANDO AL PATRICIO JUAN PABLO DUARTE EN EL 199 ANIVERSARIO DE SU NATALICIO 2da parte



Por: José Gilberto Rodríguez



Juan Pablo Duarte empezó a pensar en un proyecto político de gran envergadura cuando aún era un adolescente. En 1836, al momento de fundar la sociedad secreta “La Trinitaria”, Duarte era muy joven, apenas tenía 23 años. Ocho años más tarde, esa organización llegó a obtener su más acariciado objetivo gracias al trabajo de los también jóvenes compañeros del exiliado Duarte, quienes supieron actuar por sí mismos aun durante la obligada ausencia de su líder.

Duarte y su grupo se destacaron porque no fueron indiferentes ante la situación que se estaba viviendo en el país. Siempre pensando en el bien común, se plantearon ideales, se organizaron, formularon propuestas originales y las defendieron arriesgándolo todo con el fin de construir una nueva nación que pudiera identificar a sus habitantes de la manera como todavía hoy, ciento sesenta años después, nos llamamos: ciudadanos de la República Dominicana.
Duarte luchó y logró la independencia de la República, una separación de 22 años del dominio del pueblo haitiano, sin embargo, en los ideales del patricio se establece que no fue una separación del pueblo haitiano, sino contra el sometimiento y la sumisión a que fue sometida la República Dominicana, un ejemplo de lo anterior dicho es, que ante la tragedia ocurrida en Haití el 12 de enero del 2010 el país se solidarizó totalmente con el vecino país,  Excelentísimo Señor Presidente de la República Dr. Leonel Fernández Reyna inauguró la universidad obra  hecha por el Estado Dominicano y que todavía estaba pendiente de entregar al pueblo haitiano.
 En la región del Cibao donde Duarte tuvo los mayores reconocimientos en República Dominicana, siendo proclamado para la Presidencia de la República, días antes de su apresamiento en Puerto Plata, en el verano de 1844, cuando Santana dio el golpe de Estado a la Junta Central Gubernativa e inició la dictadura y persecución contra los trinitarios. Además fue en Santiago y el Cibao donde estuvo por última vez en su tierra en medio de la Guerra Restauradora, al regresar del exilio para combatir la anexión a España. Fue enviado a Venezuela por el gobierno de Pepillo Salcedo, para no regresar jamás a suelo dominicano.
Este prohombre de la Patria, una vez que supo cual era su misión, no descansó hasta lograrla; es por esto que con gran propiedad declaraba la importancia vital de contar con hombres de buena voluntad y de fe, de la siguiente forma exclamaba: “Los Providencialistas son los que salvarán la Patria del infierno a que la tienen condenada los ateos, Cosmopolitas y opulentos”.


Duarte era un hombre de trabajo, que sabía que ésta era la mejor vía de desarrollo para una nación. Recordemos sus palabras cuando decía: “Trabajemos por y para la Patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos”. “Trabajemos, trabajemos sin descansar, no hay que perder la fe en Dios, en la justicia de nuestra causa y en nuestros propios brazos”.
El patricio era un consejero de los jóvenes; es por eso que el primer consejo que da Duarte la juventud dominicana es como una oración que sale de los más hondo de su ser, pero que constituye el principio de una vida sana y buena. Es por esto que decía: Seguid, jóvenes amigos, dulce esperanza de la patria mía, seguid con tesón y ardor en la hermosa carrera que habéis emprendido y alcanzad la gloria de dar cima a la grandiosa obra de nuestra regeneración política, de nuestra independencia nacional, única garantía de las libertades patrias. Dios, Patria y Libertad Seguid, repito, y vuestra gloria no será mejor por cierto que la de aquellos que desde el 16 de julio de 1838 vienen trabajando en tan santa empresa bajo el lema venerable de Dios, Patria y Libertad, que son los principios fundamentales de la República Dominicana



Como se puede apreciar el pensamiento de Juan Pablo Duarte  está íntimamente ligado a los más caros anhelos de la dominicanidad y constituye un norte y guía para las presentes y futuras generaciones que han  de concebir a Duarte como el patriota íntegro, que produjo el milagro de la emancipación política de la nación dominicana en 1844 del yugo extranjero. Es por esto que el pensamiento y la acción del Patricio deben formar parte de lo más hondo del alma nacional y constituyen el fundamento de toda acción patriótica de los/as dominicanos/as.
Los puntos fundamentales del pensamiento del Patricio no pueden perder un Apis de vigencia y si lo han perdido estamos en la obligación de retomarlos. Duarte nos encomendó el patriotismo y la tolerancia, honestidad, la justicia, el trabajo, la responsabilidad, la fe y los valores cristianos, así como  la esperanza por una patria mejor.
De manera que no existe un caudal de principios y valores más valiosos para los dominicanos que el pensamiento de Juan Pablo Duarte, nada hay más importante para superar la actual crisis de valores y todos los avatares de la vida en sociedad que las ideas, pensamientos y legados de nuestro Patricio. Es por esto que Duarte junto a la fe cristiana han de ser el faro que guíen la república Dominicana hacia los caminos de éxito, la paz y la prosperidad.
                                               
    





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